Por Tomás Piñero, activista y voluntario, monitor del programa educativo en Fundación SOYCOMOTÚ
Somos humanos, con todo lo que eso implica. Estamos conectados a los demás, nuestras acciones tienen repercusión en las vidas de los demás, ¿No es esto un superpoder? El superpoder de trasformar vidas, unas buenas palabras, un cumplido, una felicitación. Podemos dar energías a aquellos que casi se dan por vencidos, podemos alegrarnos de sus victorias y celebrar, podemos vivir unidos.
Pero en esta humanidad, existe la individualidad, el hecho de diferenciarnos del resto nos hace muchas veces mirar por nuestro beneficio y, pese a esto, podemos lograr cooperar y conseguir metas conjuntas, o podemos hacer guerras y destruirnos unos a otros. Nos identificamos con grupos sociales, con profesiones, equipos de futbol y naciones, elegimos aquello que consideramos como parte de nosotros y lo incorporamos a nuestra identidad.
Somos humanos y tenemos cinco sentidos para explorar el mundo, nos mueve el placer, comer, beber, el hedonismo, el mero disfrute de sentir el viento rozando nuestra piel. Pero también nos mueve el logro, nos encanta esforzarnos para conseguir cosas y, por más que consigamos, nunca será suficiente, pero seguimos haciéndolo y, lo importante, es saber disfrutar del camino.
Deseamos reproducirnos, conseguir mejores parejas para tener hijos, y en ellos, depositar nuestra huella que perpetuará nuestro linaje cuando ya no estemos en este mundo.
Creamos arte, expresando nuestras emociones en él. Nos conmueve el drama, el dolor de una pérdida. Reímos juntos cuando vemos una peli de risa. Nos encantan los cotilleos y los secretos de las vidas de los demás. Y todo este complejo modo de actuar está movido por las emociones, queremos sentir emociones positivas y hacemos lo posible por sentirlas, pero también nos gusta llorar, sentir miedo de manera controlada, nos encantan las películas de terror. Deseamos sentir, sentir es una parte vital de nuestra naturaleza.
Pensamos, somos capaces de inventar y crear tecnologías que parecen hacernos la vida más fácil, somos capaces de usar el conocimiento para salvar vidas, podemos construir puentes que nos acercan unos a otros, pero también construimos muros que nos dividen. Somos capaces de transmitir la cultura por medio del lenguaje y gracias a la escritura dejamos plasmado el saber por generaciones venideras, para que otros puedan usarlo.
Somos seres sociales, no estamos solos, necesitamos a los demás para ser felices y por eso tratamos de estar unidos en familias, grupos, comunidades. Aprendemos de los demás los valores que rigen nuestra vida y que marcarán nuestra relación con los demás a lo largo de nuestra vida, y actuaremos muchas veces sin pensar, en base a ellos.
Somos humanos y todo lo que te hace humano está en ti, en tu interior, lo que te hace comprender estas palabras, lo que te hace reír, llorar, lo que te hace recordar o tener una mascota. Disfruta de la suerte que tenemos por seguir vivos, estamos juntos en esto que llaman vida. La salud mental pasa por cumplir con tus funciones biológicas y sociales, con tus necesidades, deseos y aspiraciones humanas.
2 Comments
Cayetano Toledo Hernández
Muy bueno, Tomás, un artículo necesario en estos tiempos tan oscuros, que nos recuerda lo maravilloso del ser humano y que nos anima a seguir luchando por ese mundo que se podría construir, donde prevalezcan los derechos humanos, donde dejen de mandar las grandes corporaciones y lobbies, donde se gobierne para la mayoría y no para unos pocos privilegiados, donde una vida no se valore por tu lugar de nacimiento, color de piel, cultura o religión.
Gracias, Tomás.
Tomás Francisco Piñero Navarro
Hola Cayetano, gracias por comentar.
Es realmente maravilloso ser humano y poder disfrutar de ello, con sus limitaciones y carencias, es una experiencia vivir esta vida y, realmente, es algo para lo que no tenemos opción. Vivir y ser felices, hemos venido a esta vida a ello y aquí seguimos celebrando cada día de vida mientras estemos aquí. Una pena que todo se empañe en las luchas por el poder o el dinero, pero también es parte de nuestra naturaleza supongo.
Un saludo Cayetano!