“En todo el mundo, una de cada tres mujeres sufrirá maltrato físico, abuso sexual o de otra clase a manos de, en la mayoría de los casos, alguien conocido por ella.
Sin embargo, los servicios públicos, como los servicios de calidad para la salud mental, rara vez tienen en cuenta a las mujeres, su seguridad y el proceso que deben atravesar para recuperarse de la violencia.
Como resultado del trauma, muchas sobrevivientes experimentan problemas emocionales o de salud mental que requieren tratamiento profesional de carácter integral y de manera oportuna.
Pero, muy a menudo, este servicio básico para la salud no está disponible o accesible para la gran mayoría de las sobrevivientes, en especial, en los países de ingresos bajos y medianos.
Si bien el servicio de salud mental es uno de los seis servicios esenciales en la asistencia de las sobrevivientes, no recibe la prioridad que merece dado que, a diferencia de lo que sucede con las lesiones físicas, los efectos emocionales y mentales son menos visibles.
Cuando las sobrevivientes tienen acceso a servicios psicológicos y apoyo integral, tienen posibilidades de recuperarse, de transformar su trauma en activismo, de identificarse con sus relatos, de reivindicar sus cuerpos y de luchar para lograr un mundo sin violencia. A continuación, contamos algunas de las historias que muestran los resultados tras incluir esta clase de servicios.”
