Desde la Fundación queremos darle nuestra enhorabuena a Jesús Vidal, y no por el merecido Goya, sino por un discurso lleno de mensajes que ponen de manifiesto que las personas somos más que una etiqueta diagnóstica o una discapacidad.
Jesús, como activista puro, demostró no tener limitación intelectual alguna para expresar verdades necesarias e imprescindibles en una sociedad como la actual que sólo parece premiar las actitudes frívolas y superficiales, el consumismo y el narcisismo voraz.
El hombre es un lobo para el hombre, dijo Thomas Hobbes; sin embargo, y por suerte para todos, hay muchos hombres y muchas mujeres que utilizan su mayor o menor capacidad intelectual para hacer el bien y cooperar con los demás. No van en busca del éxito individual, sino del bienestar de la comunidad.
De su discurso destacaría estos fragmentos engarzados con diamantes:
“Señoras y señores de la Academia, ustedes han distinguido como mejor actor revelación a un actor con discapacidad. Ustedes no saben lo que han hecho. Me vienen a la cabeza tres palabras: inclusión, diversidad, visibilidad. Muchísimas gracias”
“Queridos padres, a mí sí me gustaría tener un hijo como yo, porque tengo unos padres como vosotros”
“Mami, gracias por darme la vida, por dármelo todo. Porque hiciste crecer en mí el amor hacia las artes. Y porque me enseñaste a ver la vida con los ojos de la inteligencia y del corazón.