Por Mireya Martínez, activista en salud mental de Fundación SOYCOMOTU
Repasando los temas de Psiquiatría para la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria veo la clasificación de los Trastornos de la Personalidad, entre los cuales se encuentra el Trastorno Límite de la Personalidad. Después leo con atención cómo hemos de diferenciar los rasgos de personalidad de los trastornos.
Los rasgos vienen a ser patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre nuestro entorno y sobre uno mismo y que son relativamente estables y predecibles. Todos tenemos los nuestros como seres humanos. Pero cuando estos patrones son inflexibles, desadaptativos o cuando causan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo podemos entonces hablar de Trastorno. Además, este patrón persistente no ha de ser debido a los efectos de una droga o medicamento ni una enfermedad médica como un traumatismo craneal por ejemplo.
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El Trastorno Límite se caracteriza por un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos además de una notable impulsividad. Existe una sintomatología alternante que cambia con gran velocidad. Sentimientos crónicos de vacío. Reacciones de ira intensa y conductas agresivas por descontrol que hace muy difícil la convivencia, explosiones que van seguidas de arrepentimiento y súplicas de ayuda o incluso amenaza de suicidio por temor al abandono. Muy hipersensibles al rechazo. Toleran muy mal estar solos y buscan frenéticamente compañía por insatisfactoria que ésta sea. Tienden a estabilizarse y mejorar con el tiempo.
Según he podido aprender en la Fundación SOYCOMOTU y el periódico PUENTES, en el TLP las relaciones interpersonales se vuelven difíciles, llenas de malentendidos, con decepciones frecuentes que conduce al aislamiento. Los cambios de humor, muchas veces son sin desencadenante, y existe un sentimiento de vacío difícil de definir con palabras, como un dolor en el centro del pecho, como si pusieras la mano en el fondo del congelador y la mantuvieras ahí, un sentimiento de aburrimiento, de hastío, como si la vida no mereciera la pena. La conducta autodestructiva y las autolesiones son muy preocupantes. Importante es transmitir que esto, no son la esencia de este trastorno, como muchos médicos creen. Según el psiquiatra Luis Valenciano, la esencia del trastorno es la falta de identidad. La persona está perdida, no sabe quién es, no sabe hacia dónde se dirige y funciona en una especie de niebla mental y necesita ser ayudado a salir de esa niebla porque de ella se derivan todos los problemas anteriores.
El Trastorno Bipolar se clasifica aparte en estos apuntes para Médicos de Familia; se clasifica en dos tipos principales: a) en el Tipo I hay períodos de depresión mayor y manía o manía exclusivamente; b) en el Tipo II hay varios episodios de depresión mayor y al menos una hipomanía (nunca manía). Posteriormente hay una descripción de lo que es una hipomanía o manía cuyo síntoma nuclear es un estado de ánimo persistentemente elevado, expansivo con gran autoestima y grandiosidad, menor necesidad de sueño, estar más hablador de lo habitual, fuga de ideas, distraibilidad, entre otros síntomas. Estos períodos de euforia e hiperactividad duran en el tiempo varios días, semanas y siempre van seguidas de episodios de profunda depresión que pueden durar meses con sentimientos de apatía y desesperación. En contraste con el Trastorno Bipolar, las personas con TLP enfrentan una inestabilidad emocional más constante en su vida cotidiana, no cursa por fases.
Nos falta mucha formación a los profesionales médicos de familia en el ámbito de la psiquiatría, todo lo que no se domina da miedo. Los médicos de familia no podemos dominarlo todo, por eso existen las especialidades hospitalarias. El campo del saber es tan amplio que somos siempre aprendices de mucho y maestros de nada. Sin embargo, considero que algo más de formación evitaría el miedo y por tanto mejoraría la asistencia a estos trastornos tanto en Atención Primaria como en Urgencias Hospitalarias. Así que creo que hemos de ponernos manos a la obra y no esperar a que otros resuelvan el problema.
un comentario
Cayetano Toledo Hernández
Cuánta razón llevas, Mireya. Todavía se sigue diagnosticando de Bipolaridad a personas con TLP, pero es que, además, se pueden dar los dos TM a la vez, para hacerlo más complicado. Es necesaria una gran especialización para diagnosticarlos y tratarlos, y una formación básica en SM para derivar a estar personas al experto. Cómo dice el Dr. Valenciano en Puentes, todos los profesionales no pueden ser buenos en todo.
Buen artículo. Gracias.