Por María Gutiérrez
Lo que tienen en común Elon Musk, Anthony Hopkins, Greta Thumberg y Susan Boyle es el diagnóstico de Síndrome de Asperger, condición incluida dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA).
Algunos de ellos, como Anthony Hopkins, han sido diagnosticados a una edad tardía, esto supuso una revelación para el actor, ya que durante su juventud se frustraba porque constantemente tenía problemas para encajar con otras personas. Si Hopkins hubiera sabido entonces que sus problemas en el ámbito de las relaciones sociales se debían al Síndrome de Asperger podría haber trabajado la adquisición de habilidades sociales y no se hubiera culpabilizado por ello. El actor también ha asegurado que esta alteración neurológica para él ha sido una ventaja por haberle dotado de una memoria prodigiosa.
Elon Musk ha compartido, recientemente, en el popular programa Saturday Nigth Live que padece el Síndrome de Asperger. Con estas palabras el creador de la compañía Tesla comentaba en tono humorístico su diagnóstico: “Sé que he dicho o publicado cosas raras, pero es simplemente la forma en que funciona mi cerebro. A cualquiera que haya ofendido simplemente quiero decirle: reinventé los coches eléctricos y estoy enviando gente a Marte en un cohete, ¿creyeron que iba a ser un tipo relajado y normal?”.
La activista sueca Greta Thumberg desde sus primeras apariciones en público ha hablado abiertamente de su diagnóstico, mostrándose orgullosa de ello e incluso haciendo uso en sus redes sociales del hashtag #aspiepower (“poder aspie'”, término coloquial y cariñoso que utilizan algunas personas con Asperger para referirse a este trastorno).
Entre sus declaraciones encontramos: “Cuando los que te odian van detrás de tu aspecto y tus diferencias, significa que no tienen nada más que hacer. Y entonces sabes que estás ganando. Tengo Asperger y eso significa que a veces soy un poco diferente de la norma. Y, dadas las circunstancias adecuadas, ser diferente es un superpoder“.
La cantante escocesa Susan Boyle, saltó a la fama en 2009 cuando con su voz cautivó al jurado del programa televisivo Britain´s Got Talent. En su infancia fue diagnosticada erróneamente de daño cerebral. Hasta los 51 años de edad no supo que lo que en realidad padecía era Síndrome de Asperger.
“Fue un diagnóstico incorrecto cuando era una niña. Me dijeron que tenía daño cerebral. Yo siempre supe que era una “etiqueta” injusta. Ahora entiendo mejor lo que estaba mal y me siento aliviada y un poco más relajada conmigo misma“, ha afirmado la cantante. Boyle sufrió bullying en su etapa escolar por ser diferente al resto de compañeros. En la actualidad, después de recibir el diagnóstico adecuado, los especialistas han comprobado que Susan tiene un coeficiente intelectual por encima del nivel promedio, aunque no está relacionado con el síndrome de Asperger.

En España, 3 de cada 1.000 personas que nacen tienen Síndrome de Asperger. El cerebro de quienes lo padecen funciona de manera diferente a la habitual, especialmente en la comunicación e interacción social. Tienen dificultades en la flexibilidad de pensamiento y comportamiento, pero sin embargo pueden presentar un lenguaje fluido y una capacidad intelectual superior a la media.
Para este colectivo, relacionarse es todo un reto. A veces, pueden comportarse de manera inadecuada sin darse cuenta. Otras, quieren relacionarse con los demás, pero no sabe cómo hacerlo y se encuentran solos. Muchas veces no entienden las bromas, los chistes o los sarcasmos.
Varias son las personas reconocidas a nivel mundial diagnosticadas de Síndrome de Asperger, personalidades que han triunfado profesionalmente, pero la realidad es que, según Autismo Europa, las personas de este colectivo sufren las tasas más altas de desempleo, entre el 70 y el 90 por cierto.
Desde la Confederación de Autismo de España explican que, aunque presenten ciertas dificultades en la interacción social, su forma de pensar rígida y concreta les ayuda en actividades que requieran atención en los detalles y repetición de patrones.
Desde la Fundación queremos dar visibilidad al colectivo de personas con problemas de salud mental, sensibilizando a la ciudadanía y facilitando espacios seguros de encuentro, inclusión y participación social en los que poder mejorar la comunicación y relación con los demás a través de las técnicas de aprendizaje cooperativo y el modelo de tribu osmótica, según el cual todos aprendemos de todos. Todos tenemos un espacio en el mundo y podemos ejercer nuestros derechos a la salud, a la vivienda, al trabajo, a la educación, a la cultura, a la familia…