Por Ana Isabel, voluntaria y activista en Fundación SOYCOMOTU
El Gobierno contempló por primera vez una línea de actuación para la prevención del suicidio gracias a la Estrategia de salud mental 2021-2026, que además incluye la perspectiva de género y analiza las consecuencias de la pandemia de coronavirus.
Al presentar esta actualización del texto de 2006, la ministra Carolina Darias señalaba que la salud mental había estado silenciada durante demasiado tiempo. También comentaba la necesidad de incluirla dentro de las políticas públicas, asegurando que es “el desafío más importante” de nuestra sociedad y que gracias al paso del tiempo se mira a esta problemática de una forma más compleja, integral y acertada.
Por otra parte, explicó que mejorar la autonomía, reducir el estigma y limitar las intervenciones involuntarias, serían las metas principales de la administración para garantizar que se respetan los derechos humanos de las personas con problemas de salud mental.
Si hablamos de suicidio, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística el 19 de diciembre de 2023, fallecieron por suicidio 4227 personas en España, las mayores tasas de suicidio de la historia. Teniendo que añadir los intentos de suicidio y la ideación suicida a las muertes por suicidio. Según estimaciones, se darían 20 intentos de suicidio por cada suicidio consumado. (https://www.fsme.es/observatorio-del-suicidio-2022-definitivo/) Suponiendo la principal causa externa de muerte entre los 15 y 29 años, muy cercano a ser la mayor causa absoluta de muerte.
En cuanto a la infancia y adolescencia, en la Estrategia de salud mental 2021-2026, se da a la conducta suicida la importancia que necesita, considerando recursos educativos para prevenir los trastornos y problemas, así como para eliminar el estigma. Asimismo, recordó en la rueda de prensa realizada que se había creado la especialidad en psiquiatría infantil.
Es muy importante la mención que se hizo en la reunión en el Consejo de Ministros a que el suicidio es un problema de salud pública. Dándole importancia a tres facetas principales: la prevención, detección y atención a las personas que presentan conductas suicidas. Buscando mejorar la capacidad de los profesionales sanitarios para la detección de ese riesgo y paralelamente, proporcionar una atención coordinada entre los distintos recursos y niveles asistenciales.
De este modo, la estrategia de salud mental 2021-2026 supone las directrices principales que después se desarrollarán en los diversos “planes de acción”, como el que trabaja sobre la salud mental en la pandemia de coronavirus y en la época post-pandemia.
Se puede concluir con las palabras de Darias en las que equiparaba la salud mental con una “amenaza silenciada y latente” y señalaba que los problemas de salud mental se habían visto incrementados por las condiciones adversas de la etapa de pandemia y que seguirían siendo de extremada urgencia en los años venideros.