Ante las noticias difundidas acerca de la agresión múltiple ocurrida en un centro educativo de Jerez, Fundación SOYCOMOTU se une al Comunicado realizado desde la Federación Andaluza de Síndrome de Asperger (trastorno del espectro del autismo, TEA) del 29 de septiembre de 2023, en el que se reprueba y condena el tratamiento de la información por parte de distintos medios de comunicación al hacer referencia a la condición del agresor como persona con TEA, contribuyendo a mantener y fomentar el estigma social que sufren las personas con este tipo de neurodiversidad.
Dado que la condición TEA no es un antecedente de interés a la hora de comprender el suceso, como tampoco lo sería saber si el chico era asmático o padecía una afección cardíaca, consideramos una irresponsabilidad explicitar esta neurodiversidad como un dato de relevancia, pues lejos de resultar favorecedor, supone un perjuicio contra el conjunto de las personas en el espectro del autismo, que ya tienen que luchar día a día contra el estigma y los prejuicios por parte de la sociedad.
Desde la Fundación, queremos expresar nuestro profundo pesar ante lo ocurrido, e invitamos a reflexionar acerca de cuántos factores de protección han tenido que fallar para que el menor, no solo fuera víctima de bullying, sino que además viera como única salida este escenario. 1 de cada 4 menores sufre acoso escolar y se producen 200.000 suicidios al año en el mundo por sufrirlo. Esta sí es una información relevante para comprender y actuar ante lo sucedido.
La consejera de Educación de la Junta de Andalucía ha informado que no había ningún protocolo de acoso abierto y que nunca se habían producido situaciones conflictivas en este centro educativo de reciente creación. Sin embargo, numerosos compañeros y compañeras del menor han hecho referencia a las burlas y agresiones de las que el alumno era víctima a diario, la última cometida el día anterior al grave incidente.
El abandono de un menor que está siendo acosado por sus compañeros en un centro escolar es un acto de negligencia que deriva en violencia institucional.
Ningún niño, ningún adolescente, y menos si tiene una neurodiversidad, debería ser dejado a su suerte ante situaciones de tal gravedad. La sociedad fracasa cuando damos lugar a que ocurran estos hechos. Es responsabilidad de todos que sucedan acontecimientos tan dolorosos.
Esconder los problemas bajo la alfombra no soluciona nada y que los centros educativos quieran pasar a la historia sin manchas en el expediente es algo totalmente irreal en una sociedad en la que el maltrato, la violencia y el acoso están a la orden del día. Seamos honestos y demos un paso al frente. Los ciudadanos, padres, madres, familiares deberíamos exigir al gobierno y a las administraciones públicas que se ocupen del problema con seriedad, que se implementen programas de prevención del acoso escolar y que se aporten resultados de impacto. No sirve con proponer programas pioneros y hacerse una fotografía que será publicada en todas las ediciones de revistas y periódicos, radio y televisión, hay que formar a profesores, invertir en profesionales de la mediación, en psicólogos e investigar la eficacia de los programas implementados, para ver si se consiguen los objetivos previstos.
La alfabetización y sensibilización en las aulas, así como la educación en valores desde la empatía y el abrazo a la diversidad, son fundamentales para que este tipo de acontecimientos no tengan lugar y desde la Fundación reivindicamos que esta materia sea incluida dentro del currículo escolar de niños y adolescentes con la misma seriedad que se incluyen las matemáticas o el inglés.
Para finalizar, aludimos a la responsabilidad de los medios de comunicación que son el cristal a través del que los ciudadanos observamos lo que sucede en el mundo. Las noticias sensacionalistas, estigmatizantes y alejadas de la realidad provocan y mantienen estereotipos, prejuicios y actitudes de rechazo y discriminación, causando sufrimiento y dolor. El mantenimiento de estas actitudes conlleva a elevadas tasas de suicidio, a que un 80% de personas con diversidad se encuentren en situación de desempleo, a la pobreza y a la exclusión social. Son consecuencias que no podemos obviar por su transcendencia social, económica y familiar.
Velar por la salud social es labor de todos.