Por monitor del Taller de Cocina
Fundación SoyComotu
¿A qué huelen las nubes? ¿Por qué el cielo es azul? Seguro que alguna vez os han hecho alguna pregunta de este tipo. Me gustan estos interrogantes, abiertos, un pelín absurdos, que actúan como un lienzo en blanco o como un plato vacío al que debemos hacer frente con toda la creatividad que llevamos dentro. ¿Me dejáis que os haga una de estas preguntas? Es para un artículo del Blog de la Fundación SoyComotu que me ha pedido que escriba Nieves, la Directora. Se me ha agotado la inspiración y precisamente por eso quiero hacer algo llamémosle original. Bueno, ahí va la pregunta…
¿A qué saben los viernes por la tarde?
Si le planteamos esta pregunta a mi compañero, también monitor del Taller de Cocina, probablemente conteste que el viernes tarde sabe a algo hecho con Patatas –Olla gitana, Patatas Deluxe o Causa Limeña-. Si me lo pregunto a mí mismo, la respuesta sería variada –Chocolate, algo con aguacate, o una Pizza serían algunos de mis sabores de viernes tarde-. Sin embargo, si pienso mejor la respuesta, yo diría que el sabor de la tarde del viernes es, sin duda, el Umami Cooperativo. Mientras el resto de la semana tiene para mí un sabor variable que va desde el salado de las anchoas, o el de las lágrimas, al amargo del pomelo o desde la acidez del limón a la dulzura de los higos maduros, la tarde de los viernes está inevitablemente marcada por el quinto sabor: el Umami.
Descubierto hace no demasiado tiempo, el umami es quizás el sabor más difícil de describir, y todo un desconocido para muchas personas. La palabra Umami proviene del japonés y deriva de dos términos, Umai (delicioso) y mi (sabor), y significa sabroso. Se utiliza para referirse a los alimentos cuando tienen un sabor delicioso y pronunciado o intenso. Hay muchos alimentos que contienen Umami, como el queso, las anchoas, los tomates maduros, el jamón curado o la salsa de soja, si bien existe un producto que es prácticamente Umami puro, el glutamato monosódico (GMS) o Ajinomoto.
Pero más importante que el origen del Umami y dónde puede encontrarse es el análisis de los efectos que tiene, no tanto por su propio sabor, sino por la potenciación que produce en el sabor individual del resto de ingredientes que conforman cualquier receta. Esta propiedad de potenciar el sabor es el resultado de sus características químicas y evoca, en cierta manera, a lo que cada viernes ocurre en nuestro taller de cocina. Este fenómeno o sabor del umami cooperativo está sucediendo en las primeras clases de esta edición como ya ocurriera en todas y cada una de las anteriores, y los primeros que lo hemos experimentado hemos sido los propios monitores.
Al principio del Taller, tanto al inicio del curso como en cada sesión, cada persona que allí participa aporta su propio sabor, que puede ser más potente, como el de las anchoas, o más sutil, como el de las setas o el tomate. Sin embargo, la verdadera magia del taller se genera conforme transcurre la clase, y el curso, en la medida que unos ingredientes interaccionan y se combinan con otros, en las recetas que llenan las cacerolas y en los minigrupos de participantes que se unen para cocinarlas, cooperando y logrando un fin común, que en este caso es alcanzar el mejor sabor.
Esta es la idea que subyace en muchas de las indicaciones que les damos a los y las participantes del taller. Así, les decimos por ejemplo que, la mayoría de las veces, el éxito de la receta depende de cuidar unos pocos detalles clave, a lo sumo 4 o 5. Es este cuidado, este mimo en los detalles, este amor por lo que se hace, lo que puede convertir una receta buena en algo excepcional. Es esta la esencia del umami cooperativo y como bien os podéis imaginar sirve para mucho más que para la cocina. En el taller, además de en los platos, el umami se respira en el trato que se dan las personas, en el cuidado y el mimo con que se relacionan, en el grado en que cada uno estamos atentos a las necesidades y circunstancias del resto, mostrando empatía, respeto e interés genuino, y cooperando en cada receta o tarea.
Por último me gustaría dejaros otra de las consignas que cada semana les damos a los y las participantes que asisten al taller, y que quizás es la más umami de todas:
¡Disfrutad de la cocina! Disfrutad haciendo la compra en buena compañía, probando los ingredientes, cocinando juntos y compartiendo al final lo preparado. Os garantizo que si practicáis este consejo como cada semana lo hacemos en el taller de cocina conseguiréis que, no sólo los viernes por la tarde sino toda la semana, tengan el delicioso y reconfortante sabor del umami cooperativo.
¡Saludos umamis!
un comentario
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