Un Lienzo de sueños
“El Panteón de la Niñez”
Por voluntario de la Fundación SoyComotu
“…Estancia abombada, iluminada, de mediana anchura y mayor altura. Desproporcionada; los estrechos pasillos que como íntimas trompas se precipitan en ella no me transmiten otra cosa.
Inexperto voyeur, el chicuelo mira con atención la canica que sostiene en la palma de su mano. A través de su convexa transparencia observa su interior.
Lo descubre singular. Las losas del suelo son cuadradas, muy grandes, como las que él traza en sus dibujos desde siempre. Familiar.
Los colores que contienen las losas: blanco, azul, rojo, amarillo y verde, son los mismos que aparecen en el resto del cuarto, de un cierto carácter gelatinoso, como si en lugar de haber sido posados por pinceles lo fueran por una plana de albañil. Las ventanas llaman su atención. ¿Estarán cubiertas de papel charol?
Un niño está preparado para salir. Es la primera vez, pues nunca se había movido de allí. Grafitis que ahora no entiende se encuentran escritos por todas partes. En breve le sacarán aunque él no lo sabe. Su cándida sonrisa lo demuestra. Va cargado con todo el amor materno que puede soportar.
Estate tranquilo, algún día volverás, pero será de una forma bien distinta…
Se accede a la sala por uno de los pasillos. En ella se encuentra una columna central, un tanto extraña. Es del tipo de aquellas sobre las que reposa todo el peso de la cubierta. Macho las llaman. De ella arranca directamente una pechina que, hasta donde yo puedo ver, comienza a fundirse con la cúpula.
El hombre apunta con su linterna al fondo que tras el pilar se extiende. Examina hasta donde es posible. Un vacío de húmedo calor es lo único que percibe.
Vuelve a la pechina y descubre una pintura. A la izquierda se sitúa un ser antropomorfo. Le parece Hermafrodita. Sobre su cabeza sostiene una bandeja votiva con cuatro frutas: manzana, plátano, pera y un racimo de uva.
Frente al asexuado e inexpresivo se encuentra una mujer. A diferencia de aquel, ésta aparece explícitamente definida, completamente desnuda, esperando turbada la entrega de la ofrenda. Sus senos, como también su sexo, muestran una excitación no contenida.
Divina Ceres, diosa de la tierra celeste sobre regazo de trigales, ofreces visión, pasión, protección y perdurabilidad a cambio de un poco de simiente.…”.
__________ . __________