Por Rafael Escudero, licenciado en comunicación, gestor cultural y profesor en procesos participativos y creativos en Fundación SOYCOMOTU
El este taller hemos aprendido que existen numerosas ideas erróneas con respecto a la creatividad, ideas preconcebidas e implantadas por las sociedad, transformando la idea universal de creatividad en algo erróneo, segmentado o estigmatizado. Tendemos a pensar en creatividad como un talento innato respondiendo a la idea de “El artista nace, no se hace”, o la falsa relación del creativo con la rebeldía, la figura del artista o la locura. La creatividad es una habilidad que podemos desarrollar y entrenar todas las personas, es universal y está en casi todos nosotros, aplicable a todos los contextos y facetas del ser humano. La creatividad desarrolla sociedades y hace avanzar a los individuos en sus vidas creando nuevos horizontes.
Pero ¿Qué es la creatividad? Por lo general existe una visión romantizada, idealizada, conectada con la idea del artista que conecta con las Musas, y que crea como si fuera el soplo divino de un ser superior. Pero realmente es algo más cercano a todos, consiste en el proceso de presentar un problema a la mente con claridad (en cualquiera de sus posibilidades, a través de la imaginación, la visualización,…) y después originar dar luz a una idea, un concepto, una noción o un esquema a través de nuevos caminos o caminos no convencionales, por lo tanto incluye en su esencia, novedad y valor.
Pero además la creatividad debe generar cambios, debe tener resultados positivos. Pensemos en la genialidad de la rueda como invento, pero ¿y si la rueda hubiera sido cuadrada y no hubiera girado? ¿Hubiera sido algo creativo? La creatividad necesita de validación para llegar a ser creatividad.
En el voluntariado, la creatividad ofrece herramientas que permiten aplicaciones sobre cualquier problema que estemos abordando, a cualquier población a la que nos dirijamos y dentro de cualquier entidad, pequeña, mediana o grande, aún más si se trata de entidades pequeñas que tienen que sobrevivir en medio de grandes tormentas. Por eso las entidades que trabajan con sectores más desprotegidos deben fomentar un proceso que incluya oportunidades para el uso de la imaginación, experimentación y acción, porque en esos procesos surgen las soluciones a muchos de los problemas que nos rodean y que terminamos aceptando como males inmóviles y sin posibilidad de cambio. Y es que, aunque maltratada y denostada, cae en la creatividad el futuro de nuestras sociedades.
Hemos aprendido técnicas que desarrollan nuestra creatividad, porque la creatividad se alimenta y se orquesta. Un taller donde hemos descubierto que tenemos un pequeño creativo/a dentro, y que podemos alimentarlo para que nos ayude en nuestras vidas.

